Hoy no es un día soleado, no es momento de invitados, se me puede caer el techo y yo ipso facto, tengo que pintar lo que veo tras el rellano, escuchar lo que murmuran los de abajo y los de al lado y como todas las mañanas, escribir mis últimas palabras por si acaso, me asomo a la ventana y todo el mundo está mirando, ¿Porque ponen esas caras? ¿Porque me están señalando? Es un octavo y no bajo en el ascensor, en cada piso aprieto el interruptor, bajo despacio y con olfato. El del noveno es un chiflado, el del tercero un asesino, un sicario en el primero y ya no tengo mas vecinos, hace tiempo que no me cruzo con nadie en el pasillo, no recuerdo de nuestro último inquilino, en el bajo hay un cartel que pone: "recompensa, el del octavo es peligroso y anda desaparecido". Vivo para no ser visto y ya no vivo, he roto el cerdito para comprarme un disfraz de fugitivo, he cambiado de imagen, de perilla, de apellido, he cambio de amigos, de familia, de mundillo. El psicólogo se chiva de todo lo que le digo, tendré que matarle para no ser conocido, soy un bicho raro, toda la gente me odia, es mi manía persecutoria.
Salgo a la calle con mi paranoia, no entro a comprar pan porque le llaman pistola, todos contra una misma persona, el peluquero cortará mi yugular, sus tijeras me incomodan. Busco un sitio para comprar munición, condición, para que mi arma acierte al disparar desde el balcón, tengo calculada la batalla, se cual es el momento perfecto para usar solo una bala, no tendré que soportar vuestras miradas, no tendré que soportar el veros por mi espalda, cojo el coche dirección la capital, ¿Porqué cojones se me cruzan sin parar? Vivo para escapar de los guardias, me están persiguiendo para llevarme de vuelta hacia la jaula. Quitaos de en medio, la autopista está minada, hay un sospechoso que va en dirección contraria, se oyen las sirenas, luces de las ambulancias, la radio me tacha de gentuza y de psicópata, soy un bicho raro, toda la gente me odia, es mi manía persecutoria.
Ha pasado tiempo desde que encerraron a un bala perdida, pretendían que él viera su vida desde un cuarto, muros acolchados, pintados de blanco, sentado en un banco con la camisa de fuerza. Entran dos tipos en mi cuarto y hablan de mi mejoría, yo diría que no saben lo que pienso por el día, dicen que tengo remedio pero ellos tienen un trato, me pondrán un compañero si no me pego en el patio. Hace tiempo que no veo la luz del día, voy bajando, salgo fuera, mi plan esta funcionando, miro al infierno para observar la señal, es la hora de empezar, hoy no es un día soleado. Le doy un codazo a los de al lado, vivo para ser la liebre en un mundo de trampas y de galgos, alguien me defiende se hace llamar Alejandro, dice que nos mataran, sabe como escapar, salimos a correr, en el patio nos respaldan, todos gritan libertad, reventamos la entrada, somos bichos raros, toda la gente nos odia, es mi manía persecutoria.